miércoles, 20 de julio de 2011

Para Claudia

No tengo la suerte de tener el mar cerca,ni mucho menos de ausentarme a "pensar",pero hice algo parecido.
Cerré mis ojos,e imaginé que estaba frente al mediterráneo.Me senté en una gran roca en la que las olas se estrellaban una y otra vez.Doblé mis piernas,y aún con los ojos cerrados,fijé mi vista al mar,y aunque me fue difícil conseguí dejar mi mente en blanco.
Me llené poco a poco de ese agua,y cada vez que expulsaba el aire arrojaba un grito de dolor,de desasosiego,de desesperación ante esta vida tan injusta (tan perra diría un buen amigo mío).Y cada vez que cogía aire,tragaba un rayo de esperanza,una caricia,un mensaje tranquilizador,en fin,un soplo de paz...
No sé cuanto tiempo estuve allí,solo sé que cuando abrí mis ojos,el sol estaba ya perdiéndose en el horizonte,con sus miles de tonos anaranjados,la suave brisa movía mi pelo...Que sensación de paz...qué claras tenía mis ideas...que poco me costó comprender las cosas...
Pero de ponto desperté de ese "viaje",algo me dio una fuerte sacudida,y de golpe volví a la realidad...Tendré que repetir la experiencia más veces

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